En busca del sumak Kawsay

AutorVíctor Bretón, David Cortez, Fernando García
CargoProfesor titular, Universitat de Lleida, España, y profesor emérito, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Ecuador/Profesor-investigador, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Ecuador/Profesor-investigador, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Ecuador
Páginas9-24
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En busca del sumak kawsay
Presentación del Dossier
In Search of Sumak Kawsay
Introduction to the Dossier
Víctor Bretón
Profesor titular, Universitat de Lleida, España, y profesor emérito, Facultad Latinoamerica-
na de Ciencias Sociales, Ecuador.
David Cortez
Profesor-investigador, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Ecuador.
Fernando García
Profesor-investigador, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Ecuador.
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Muchos intelectuales críticos del mundo –tanto de los llamados nortes como
de los llamados sures– quedaron fascinados pocos años atrás ante la puerta
que se abría con la emergencia en las constituciones de Ecuador (2008)
y Bolivia (2009) del buen vivir (sumak kawsay en kichwa, suma qamaña en aymara),
una forma alternativa de entender el desarrollo –o una verdadera “alternativa al desa-
rrollo”, a decir de Arturo Escobar (2010)– presuntamente anclada en los saberes “an-
cestrales” y las cosmovisiones indígenas que tendría que orientar, según sendas cartas
magnas, la acción del Estado y los poderes públicos. Este último es un tópico que se
ha reiterado sin cesar, a modo de mantra: el sumak kawsay como guía programática
contrapuesta al insostenible, depredador y etnocida American way of life en crisis
(Tortosa, 2009). El amplio reconocimiento de una acepción del buen vivir, publici-
tada como oriunda de unas ontologías relacionales andino-amazónicas invisibilizadas
durante siglos, alcanzó su máxima expresión en el establecimiento por parte de la
Constitución ecuatoriana del derecho “de la población a vivir en un ambiente sano
y ecológicamente equilibrado, que garantice la sostenibilidad y el buen vivir, Sumak
Kawsay”, en la que se explicita además que esa es la nalidad última del desarrollo1.
De manera similar, la Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia subraya de
manera harto prolija la asunción y promoción de los “principios ético-morales de la
sociedad plural: ama qhilla, ama llulla, ama suwa (no seas ojo, no seas mentiroso ni
seas ladrón), suma qamaña (vivir bien), ñandereko (vida armoniosa), tekokavi (vida
buena), ivimaraei (tierra sin mal) y qhapajñan (camino o vida noble)”2.
1 Constitución de la República del Ecuador 2008, capítulo segundo, sección segunda, art. 14.
2 Constitución Política del Estado de Bolivia, 2009, capítulo segundo, art. 8, epígrafe 1.
Íconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 48, Quito, enero 2014, pp. 9-24
© Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador.
ISSN: 1390-1249
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Víctor Bretón, David Cortez y Fernando García
ÍCONOS 48 • 2014 • pp. 9-24
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Tras seis largos decenios de predominio del discurso hegemónico del desarrollo
convencional (Escobar, 1998; Rist, 2002) y, muy especialmente, después de más
de un cuarto de siglo de sometimiento a los dogmas de las políticas de ajuste de
corte neoliberal (Green, 1995; Toussaint, 2006), el giro que los nuevos regímenes
políticos impulsaban en Ecuador y Bolivia fue interpretado por numerosos ana-
listas críticos como una ruptura conceptual en toda regla para con las interpreta-
ciones tópicas (euronorteamericanocéntricas) del progreso, el crecimiento y sus
corolarios, tal vez como “una oportunidad de construir colectivamente un nuevo
régimen de desarrollo” (Acosta, 2009a: 6). Entendida como el resultado de décadas
de luchas sociales protagonizadas por unas plataformas identitarias en proceso de
apoderamiento de su destino, la audibilidad de la voz de esos grupos subalternos,
que irrumpía con fuerza en el establecimiento de nuevos marcos referenciales con
que normativizar la convivencia en sociedades poscoloniales como la ecuatoriana
y la boliviana, devino en una luz al nal del túnel de una modernidad caduca por
monolítica, excluyente y unilineal. Los movimientos étnicos portadores de la ban-
dera del sumak kawsay fueron así revestidos de un aura de alternatividad radical
que ha llegado a ser calicada como posdesarrollista, posneoliberal y decolonial
(Escobar, 2010).
¿Qué cosa será el sumak kawsay?
En el Ecuador, el Gobierno de la Revolución Ciudadana, recogiendo los plantea-
mientos de los pueblos andino-amazónicos, plantea la noción del Buen Vivir como
el objetivo central de la política pública. Ya en el primer programa de gobierno del
Movimiento Alianza PAIS, presentado en el año 2006, se empezó a hablar del Buen
Vivir. En el año 2007, la noción del Buen Vivir fue recogida por primera vez en un
documento ocial del Estado ecuatoriano: el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2010
(SENPLADES, 2009). Con el proceso constituyente de 2007 y 2008, la noción ad-
quirió nuevas dimensiones, se nutrió del enorme debate social generado en Montecris-
ti y pasó a ser el eje vertebrador de la nueva Constitución de la República, aprobada en
referéndum por la mayoría del pueblo ecuatoriano.
El debate alrededor del Sumak Kawsay ha rebasado las fronteras ecuatorianas y latinoa-
mericanas, ha impulsado la reexión política y académica y ha recogido los aportes de
movimientos sociales, académicos, líderes políticos y gestores de política pública. Se
trata de una noción en permanente construcción (SENPLADES, 2013: 23).
A la pregunta realizada por su compadre citadino –para más señas antropólogo– so-
bre qué opinión le merecía el reconocimiento del sumak kawsay, tras la aprobación
de la Constitución de 2009, un comunero de a pie del pueblo salasaca (Tungurahua,
Ecuador) respondió lanzando, a modo de espejo invertido, la sorprendente pregunta

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