Partidos, sistema de partidos y Derecho electoral ecuatoriano
Autor | Fernando Flores Giménez |
Cargo del Autor | Profesor titular de la Universidad de Valencia, España, Departamento de Derecho Constitucional |
Páginas | 295-314 |
PARTIDOS, SISTEMA DE PARTIDOS Y
DERECHO ELECTORAL ECUATORIANO
Fernando Flores Giménez
1. INTRODUCCIÓN
Los partidos políticos suelen ocupar en los sistemas constitucionales contem-
poráneos una posición tan determinante (sea tal posición reconocida formalmente
o no), que un estudio sobre cualesquiera de esos sistemas obliga a tratarlos con de-
tenimiento, y a hacerlo además como instituciones centrales de las que depende en
buena parte la marcha del Estado en el que actúan.
En Ecuador ese rasgo (me refiero a la centralidad) no es el más relevante, o
al menos, comparativamente con otros países, lo es en menor medida. Parece algo
compartido entre autores y observadores el que los partidos políticos ecuatorianos
son y han sido tradicionalmente débiles. De ahí que tampoco sorprende a nadie, por
ser coherente con ese rasgo de debilidad, el que estas organizaciones hayan cum-
plido maI las funciones que teóricamente de ellas podía esperarse, funciones como
la de postulación de proyectos de carácter global, el servir de correa transmisora en-
tre el pueblo y el Estado, o la selección y reclutamiento de personal político.' Por
lo tanto puede decirse que, aun hoy, su institucionalización es incompleta, debido a
la tendencia al patronazgo y al juego clientelista que los caracteriza.'- En cualquier
caso, y no obstante esta debilidad, el estudio de los partidos ecuatorianos y su régi-
men jurídico tiene gran interés para conocer el sistema político del país y explicar
algunos de los puntos característicos del mismo.
En cuanto al sistema electoral, Nohlen nos recuerda cómo este tiene impor-
tantes repercusiones sobre el comportamiento de los electores y por tanto sobre la
votación, sobre la distribución del poder, sobre la estructura del sistema de partidos,
lo que influye en el modo de interacción de los partidos entre sí y la sociedad, así
como sobre la capacidad del sistema de partidos de contribuir a un desempeño del
1.
Véase por ejemplo, J. Lapalombara y M. Weiner,
Political parties and Political De
3
elopment,
Princeton, Princeton University Press, 1956.
2.
M. Alcántara,
Sistemas políticos de América Latina,
vol. 1, Madrid, Tecnos, 1999, p. 406.
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gobierno que satisfaga las demandas de la sociedad.
3
En Ecuador, en los últimos
años, entre otros temas de interés, la fórmula electoral ha sido revisada, los sujetos
con capacidad de postular candidatos se han visto ampliados y la incorporación de
la mujer a la política es una intención constitucional y legalmente incorporada, aun-
que en la realidad de implementación discutida. El análisis de estos aspectos plan-
tea cuestiones imprescindibles para comprender el estado actual del régimen cons-
titucional ecuatoriano, por lo que en ellos también nos vamos a detener.
Una puntualización previa al desarrollo de este artículo: el análisis que con-
tiene se ocupa fundamentalmente del aspecto jurídico de los partidos y el sistema
electoral en el que actúan, es decir, de su configuración constitucional y de la legis-
lación que los regula. Es evidente que la vertiente política es inherente a ambos, por
lo que estará presente en algunos epígrafes, pero no será el elemento central del es-
tudio.
2.
PARTIDOS POLÍTICOS Y SISTEMA DE PARTIDOS
La Constitución de 1978 como introductora
del régimen de los partidos políticos
Hasta la Constitución de 1978 no existió un régimen o sistema de partidos co-
mo tal, ni jurídicamente formalizado ni vigente en lo fáctico. En primer lugar por-
que, como recuerda Grijalva, "desde los inicios de la República las elecciones, aco-
tadas por el voto censatario, giraron más en torno a caudillos, caciques y notables
que alrededor de partidos".
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Precisamente alrededor de estas individualidades sur-
gieron de forma incipiente los primeros partidos, cercanos a sus homólogos euro-
peos decimonónicos, denominados partidos de notables o de cuadros.
En segundo lugar, porque no fue hasta la implantación de la Norma Funda-
mental de 1978 cuando los partidos fueron considerados algo más que asociaciones
singulares, manifestaciones del derecho subjetivo de asociación.
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Frente a esta si-
tuación,
la
Constitución de 1978 y la Ley de Partidos (que está todavía vigente)
configuraron un sistema en el que los partidos políticos habían de ocupar el centro.
3.
D. Nohlen, "Prólogo" a S. Pachano,
La representación caótica (análisis del sistema electoral ecua-
toriano),
Quito, FLACSO, 1998, p. 11.
4.
A. Grijalva,
Elecciones y representación política,
Quito, Corporación Editora Nacional / Univer-
sidad Andina Simón Bolívar, 1998, p. 138.
5. Aunque no cabe olvidar que el primer Registro Electoral de partidos data de 1947 (en él se inscri-
bieron tres partidos, el Conservador Ecuatoriano, el Partido Liberal Radical Ecuatoriano y el Par-
tido Socialista Ecuatoriano), y que la Constitución de l%7, en su artículo 74, nombraba a los par-
tidos legalmente reconocidos como competentes para presentar listas de candidatos a las eleccio-
nes pluripersonales, y en su disposición transitoria sexta disponía la competencia del Tribunal Su-
premo Electoral para la inscripción de los partidos políticos.
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