Segunda parte: el populismo y la consolidación democrática en Ecuador

AutorMauricio Jaramillo Jassir
Páginas154-312
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Reexiones sobre el populismo
a la ecuatoriana
Los estudios consagrados al populismo en Ecuador pueden clasicarse según
tres aproximaciones: histórica, regional-subnacional y democrática. Cada
una obedece a un contexto histórico distinto y a indagaciones propias de
cada fenómeno.
El primer abordaje, el histórico, se remontó especialmente a la incidencia
de José María Velasco Ibarra, cuyo estudio e interpretación condicionó la
sociología política ecuatoriana. El aspecto central de este enfoque consis-
tió en entender el impacto del velasquismo en el sistema político, al tratar
de identicar las principales constantes que sobrevivieron a los cambios y
condicionaron de algún modo la cultura política ecuatoriana.
El segundo abordaje se encuentra en los análisis del populismo en el
plano subnacional, pues Guayaquil fue epicentro de un movimiento de este
corte que, además, fue de suma relevancia a lo largo de la segunda mitad del
siglo xx, llegando a tener incluso un eco en la política nacional. Se trató
del partido Concentración de Fuerzas Populares (), creado por Carlos
Guevara Moreno, en 1949. Este tipo de análisis mostró cómo el populismo
también se adaptó a las necesidades locales. El sociólogo John Marz (1989)
sostiene una tesis pertinente sobre el populismo a escala subnacional:
Los orígenes y la fase inicial del partido bajo Guevara Moreno comprenden
un fenómeno histórico discreto que es pertinente a la variante regionalista
del populismo. El lugar de actividad política fue Guayaquil, donde en ese
entonces al igual que ahora, el problema básico —predominantemente
urbano— era “la integración incompleta del suburbio a la vida de la ciudad”
(Moore 1978, 200). Hacia una prometida resolución de los problemas
urbanos el  encaminó abiertamente sus energías. (332)
De igual forma, se rescatan los trabajos de Felipe Burbano de Lara (2010,
247) y Amparo Menéndez-Carrión (1989, 351), los cuales exploran cómo
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plataformas populistas en el plano local buscaron ampliar su base al nivel
nacional. Uno de los casos emblemáticos es Abdalá Bucaram; el político
empezó su carrera en Guayaquil y luego dio un salto al ámbito nacional, con
el resultado ya descrito. En épocas más recientes, el populismo subnacional
sirvió para avivar la rivalidad entre Guayaquil, como capital económica, y
Quito, centro político del país. Esto se pudo observar de forma concreta
en los años de gobierno de Rafael Correa, cuando la costa se convirtió en
bastión de la oposición. Este enfoque constituye un campo bastante robus-
to, y por el objeto de estudio del presente libro no se ahondará en toda la
profusión de trabajos al respecto. Solo se pretende mostrar dicho ámbito
para darle una idea general al lector del alcance subnacional del populismo.
Y, nalmente, aparece el enfoque más reciente y contemporáneo con
la llegada de Correa a la escena política. Esta aproximación busca entender
el vínculo entre populismo y democracia o autoritarismo; sobresalen los
trabajos de César Montúfar, Ximena Sosa Buchholz, Flavia Freidenberg,
Simón Pachano, Carlos de la Torre, entre otros.
Ahora bien, no se trata de enfoques excluyentes, sino más bien de
lecturas complementarias, por lo que, para entender concretamente cómo
el populismo tuvo un efecto en la democratización entre 2008 y 2011, se
comienza por una revisión de la dimensión histórica del fenómeno. Re-
sulta necesario rastrear el trabajo de Cueva, Quintero, Torre y Burbano de
Lara, los cuales de distintas formas han explorado lo que esa historiografía
denomina velasquismo, categoría cargada de una alta dosis de polisemia.
Así, se pretende arrojar una mirada sobre las distintas lecturas que, desde
Ecuador, se han hecho sobre el populismo, para luego aterrizar en el fenó-
meno más reciente encarnado por Correa, que como resulta obvio inspiró
numerosas reexiones.
Esto permitirá tener una idea clara de las atipicidades, las caracterís-
ticas y las complejidades del populismo ecuatoriano, evitando caer en el
simplismo de verlo con categorías acuñadas para los casos emblemáticos
de Alemania, Argentina, Brasil o Italia. La idea de esta primera sección
consiste precisamente en examinar el populismo ecuatoriano desde adentro.
Anatomía heterodoxa del populismo
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La dimensión histórica: el mito velasquista
y su impacto en la estatalidad
Dos de los textos fundacionales sobre el populismo ecuatoriano son El proceso
de dominación política en el Ecuador (Cueva 1974) y El mito del populismo en
Ecuador: análisis de los fundamentos del Estado ecuatoriano moderno (1895-
1934) (Quintero López 2005), pues fueron las primeras aproximaciones
rigurosas sobre los posibles aportes o incidencias del populismo a la cons-
trucción estatal ecuatoriana.
Para Agustín Cueva (1974), el populismo reemplazó “la revolución
democrática burguesa, antiimperialista y no realizada en América Latina
(118). Su análisis está enmarcado dentro de la estructura de clases ecuato-
riana y las formas de dominación, para lo cual se apoyó en el materialismo
histórico marxista; a su juicio, el populismo velasquista constituyó una
forma de dominación de clases:
El velasquismo constituye, a no dudarlo, el fenómeno político más
inquietante del Ecuador contemporáneo. Baste recordar que Velasco
ha logrado triunfar en cinco elecciones presidenciales y acaudillar un
movimiento insurreccional (el de 1944), fascinando permanentemente
a los sectores populares, pero sin dejar de favorecer desde el gobierno a
las clases dominadoras. Sorprende, además, su habilidad para apoyarse
en los conservadores y buena parte del clero sin malquistarse con los
liberales ni descartar en determinados momentos una alianza de facto
con los socialistas y aun los comunistas. (72)
Se trata de una conclusión reveladora, ya que en las deniciones de
Laclau y de Germani se observa una movilización de masas con propósitos
de emancipación, pero no se le describe para perpetuar la dominación de
clases. Otra novedad consiste en la diferenciación del caudillismo respecto
del populismo, pues el primero reeja un estilo de liderazgo de un líder que,
aunque sea o no de extracción popular, suele identicarse con los sectores más
excluidos a través de un verbo encendido y compaginado con estos últimos. El
populismo velasquista va más allá de esa sola identicación, ya que consiste en
una práctica de dominación de clase en el entender de Cueva; claro está que
en dicha lectura es evidente la inuencia del marxismo, que la condiciona.

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