Ordenanza Metropolitana 021-2021 Concejo Metropolitano de Quito: Reformatoria del Título V, Libro IV.1, de la Ordenanza Metropolitana N° 001 de 29 marzo de 2019, que expide el Código Municipal para el Distrito Metropolitano de Quito, la cual establece las Normas para la Nomenclatura
| Número de Boletín | 421 |
| Sección | Ordenanzas Metropolitanas |
| Emisor | Gobiernos Autónomos Descentralizados |
Martes 30 de marzo de 2021Registro Ocial - Cuarto Suplemento Nº 421
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ORDENANZA METROPOLITANA No. 021 - 2021
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EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
El Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, tiene dentro de sus funciones establecer políticas
de promoción y construcción de equidad e inclusión por lo que, de manera progresiva y sistemática
se deben implementar políticas públicas contenidas en planes, programas y proyectos que se
orienten a la reducción de la inequidad de género y al empoderamiento de las mujeres.
Dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible adoptados el 25 de septiembre de 2015 por varios
líderes mundiales y de los que el Ecuador forma parte, se planteó como quinto objetivo “La Igualdad
de Género”, cuyo fin es lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a las mujeres y niñas como
parte de la nueva agenda de desarrollo sostenible a nivel global, para erradicar todas las formas de
discriminación, violencia, prácticas nocivas y para reconocer, velar y garantizar la partici pación plena
y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades.
La discriminación de género, las actitudes discriminatorias y los estereotipos en materia de género se
han extendido en el territorio ecuatoriano y se han convertido en un asunto que se debe atender
generando políticas efectivas en todo ámbito, público y privado para alcanzar la igualdad de género
y el desarrollo económico y social de las niñas y mujeres
Por “igualdad de género” se entiende la existencia de una igualdad de oportunidades y de derechos
entre las mujeres y los hombres en todo ámbito que les brinde y garantice la posibilidad de realizar
la vida que deseen.
Durante los últimos cincuenta años los gobiernos y organizaciones de la sociedad civil han
desplegado esfuerzos concertados a fin de formular y aplicar políticas capaces de crear un “terreno
de juego” más justo y equilibrado para mujeres y hombres. Sin embargo, en ningún país la igualdad
de género se ha convertido en la norma moral peor aún jurídica y aún quedan importantes
disparidades por subsanar.
Según el informe de brechas de género del Foro Económico Mundial de 2018, los países no están
avanzando en el tema, sino, por el contrario, retroceden. Cerrar las diferencias entre hombres y
mujeres en la salud, educación, política y economía está costando mucho y al ritmo actual ya no
tomará los 83 años previstos, sino 108, aunque el tema de oportunidades económicas llevaría hasta
202 años.
Los indicadores actuales nos permiten saber en qué medida las mujeres y lo s hombres pueden gozar
de los mismos derechos fundamentales y posibilidades de progreso personal y profesional para
contribuir al desarrollo de su país. La capacidad de las mujeres y los hombres de participar en pie
de igualdad en la vida social, cultural, política y económica garantiza que tanto las políti cas públicas
como los valores, las normas y las prácticas culturales reflejen los intereses y experiencias de ambos
sexos y los tengan en cuenta.
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