La hegemonía del Ejecutivo en el sistema presidencial de Latinoamérica

AutorHernán Salgado Pesantes
Páginas69-74
LA
HEGEMONÍA DEL
EJECUTiVO
EN
EL
SISTEMA PRESIDENCIAL
DE
LATINOAMR1CA.
Em
EL
MITO
Y
LA
REALIDAI)
69
La
hegemonía
del
Ejecutivo
en
el
sistema
presidencial
Introducción
Cuando
se
analiza
el
sistema
presidencial
de
América
Latina
es
muy
común, entre
especialistas,
destacar
como
una
de
sus
características principales
la
hegemonía
del
Po
der Ejecutivo
a
través
de
su
titular
el
presidente
de
la
Repú
blica.
Y,
dicha
característica
sirve,
además,
-según
otros-
pa
ra
diferenciar
nuestro sistema
presidencial latinoamericano
del
sistema
presidencial
de
los
Estados Unidos
e
incluso
hay
constitucionalistas
que señalan
la
hegemonía presidencial
como
una
deformación
del
sistema
—se
habla
también
de
de
generación-,
este
criterio
les
lleva
a
distinguir
una
clasifica
ción
entre
régimen
presidencial
(el
de
los
Estados Unidos)
y
regímenes
presidencialistas
(los
latinoamericanos).
Personalmente
no
comparto
estos análisis,
considero
que son
inexactos
y
superficiales.
Igualmente,
bajo
esta
óp
tica
y
frente
a
la
variedad
de
regímenes parlamentarios,
po
dría hablarse
de
que
hay
un
parlamentarismo
ortodoxo
y
otros
que
han
sufrido deformación.
Para
el
caso
que
nos
ocupa,
la
hegemonía
supone
lato
sen-
su
la
supremacía
de
un
órgano
político
sobre
los
demás.
Y
su
premacía
implica una
preeminencia,
una
superioridad
jerár
quica.
En
suma, en
la
hegemonía
existe
un
poder
dominante.
En
mi
criterio,
la
hegemonía
del
titular
del
órgano
eje
cutivo
no
es
una
característica
del
presidencialismo,
se
tra
ta
más
bien
de
un
elemento
inseparable
de
todo
régimen
au
toritario
o
dictatorial,
como quiera que
se
haya
organizado
su
fachada
seudoconstitucional.
Es
la
hipótesis
que
preten
do
demostrar
en
este
breve
ensayo,
primero
se
esbozarán
los
antecedentes para
luego
examinar
lo
que
hoy
es
un
sistema
presidencial
en
América
Latina.
EJ
modelo
presidencial
Como
es
conocido,
el
sistema
presidencial
fue
un
apor
te
de
los
Estados Unidos,
de
sus
constituyentes
reunidos
en
Filadelfia, quienes luego
de
largas
deliberaciones
lo
concre
taron
en
la
Constitución
de
1787
y
allí,
en
breves normas,
quedaron
inscritas
lo
que
serían
las
características
básicas
del
presidencialismo
norteamericano:
Una
clara
separación
de
poderes
—siguiendo
los
postula
dos
de
Montesquieu-
para
impedir
la
concentración
del
po
der
en
un
solo
órgano,
al
mismo
tiempo, que
se
fijaban
los
límites
de
los
tres
clásicos
poderes para
que
cada uno
ejer
za
sus
funciones
en
el
contexto
de
sus
atribuciones
-sin
in
terferencias
del
otro-,
lo
cual
se
traduce
en
un
control
recí
proco,
siguiendo
la
máxima
le
pouvoir
arrétte
le
pouvoir
De
este modo
se
hacía
realidad
la
tesis
de
los
frenos
y
con
trapesos
(checks
and
balances).
LJSFQ
BWL1or.c
Esta
separación
o
división
de
poderes
debía
enmarcarse
en un
ámbito
de
equilibrio,
no
se
consideró
conveniente
que
un
poder
predomine
sobre otro
y
también
se
estuvo
cons
ciente
de
las
dificultades reales
que
podrían
alterar
este
equilibrio.
Por
otro lado,
la
separación
no
significaba
un
ais
lamiento
de
los
poderes,
por
el
contrario
debía existir
una
eficaz
colaboración
entre
ellos.
Poderes
independientes
pe
ro
estrechamente
vinculados para
alcanzar
los
fines
del
go
bierno
político.
El
tiempo
se
encargaría
de
demostrar
que
esta
colaboración era
trascendente,
tanto
como
la
indepen
dencia para ejercer
sus
atribuciones.
Estos
aspectos
revestían
un
particular
interés
tratándose
de
un
Estado
que
adoptó
el
federalismo
como
forma
de
or
ganización
territorial.
Latinoamérica
recoge
el
modelo
presidencial
republicano
Una
vez
obtenida
la
independencia
polftica
de
los
países
hispanoamericanos,
éstos
adoptaron
el
modelo
norteameri
cano
de
gobierno.
Para entonces
había transcurrido
un
regu
lar
período
de
tiempo desde
que
el
país
del
norte aprobara
su
Carta constitucional
en
1787,
el
camino
republicano-pre
sidencial
de
los
Estados Unidos
hacia
la
libertad
se
dio
sin
trastornos mayores,
la
representación
y
la
alternabilidad
de
los
órganos
de
elección
popular
tenían caracteres
democrá
ticos;
al
orden
político
seguía
el
desarrollo económico.
Cuando
los
países
de
América
hispana
—y
posteriormen
te
Brasil-
tomaron
el
modelo
presidencial
no
se
puede
decir
que
se
copió
el
sistema;
tal
afirmación
cae en
el
exceso
de
la
simplicidad,
lo
que
hubo
fue
una
adaptación
de
las
diver
sas
instituciones. Téngase
presente
que
las
instituciones
po
líticas
—como
otras-
difícilmente
se
inventan,
pues éstas
se
han
desarrollado
con
los
pueblos
desde antiguo.
Las
institu
ciones
de
occidente
constituyen
el
legado
de
la civilización
greco-romana,
particularmente
de
Atenas.
Quizá
podría
se
ñalarse
simbólicamente
como
lo
hizo
un
estudioso
del
mun
do
antiguo cuando
tituló
uno
de
sus
libros
La
invención
de
la
política,
para referirse
al
proceso
de
gobierno
de
Grecia
y
Roma,
a
sus
decisiones
e
ideología.
2
Esta
compleja
adaptación
de
la institución presidencial
estuvo
sujeta
a
debates internos
y
a
determinados
intereses
de
la
elite
gobernante
que
no
siempre
fueron
los
de
la
ma
yoría gobernada.
Muchas
veces
se
pasó por
alto la
realidad
nacional,
en
otras
no
hubo
el
criterio
suficiente para
reco
gerla
en
normas
jurídicas
adecuadas. Igual
ocurrió
con
las
propias
experiencias
nacionales.
En
todo
caso,
se
debe
señalar
que la
adaptación
del
sis
tema
presidencial
en
nuestros diversos países
no fue
unifor
me,
por
ello
presenta
distintas
variantes
y
modalidades
en-
Hernán
Salgado
Pesantes
de
Latinoamérica.
Entre
el
mito
y
la
realidad

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR