Reflexiones en torno al concepto contemporáneo de la democracia

AutorDiego Pérez Ordóñez
Páginas89-97
Síx
lñi\’
LmÍ?l
Reflexiones
en
torno
al
concepto
contemporáneo
de
la
democracia
Diego P&ez
Ordóñez
“Edi
ficar
con
la
razón
la
experiencia
histórica
y
la
tolerancia
como
instrumentos.”
Francisco
Tomás
y
Valiente,
1996
Con
seguridad
la
palabra “democracia”
es
de
las
más
usadas
del
diccionario.
Sin
embargo,
su
concepto
ha
evo
lucionado
desde
la
democracia
ateniense,
eminentemente
participativa,
hasta
la
contemporánea,
de
características
representativas.
La
discusión
sobre
la
efectividad
de
la
democracia,
como
el
menos
malo
de
los
sistemas
políti
cos,
gira
en
torno
a
sus
ingredientes: elecciones
libres,
adecuados niveles
de
representación, participación
y
fis
calización
ciudadana, por
citar solamente
algunos.
La
rapidez
con la
que
la
tecnología
avanza
nos
hace
especular
con la
posibilidad
de
la
computarización
de
la
toma
de
decisiones.
La
lentitud
de
las
estructuras
jurídico
burocráticas contrasta
con
la
multiplicidad
y
frecuencia
de
las
exigencias
sociales. Los
poderes
paraestatales,
co
mo
la
guerrilla, la
mafia,
las
sectas
y
los
grupos
de
interés
parecerían
ganarle
la
partida,
en
no
pocos lugares
del
mundo,
al
poder político
más
o
menos legítimo.
Todo
lo
anterior
conduce
a
pensar
si
el
trillado
concepto
de
la
de
mocracia
como
el
gobierno
del
pueblo,
por
el
pueblo
y
para
el
pueblo todavía
tiene
vigencia.
Conviene,
enton
ces,
conocer
el
estado actual
de
tratamiento
académico
del
concepto
de
democracia.
ToulAINE
Y
LA
DEMOCRACIA
DE
LIBERACIÓN
El
estudioso
Alain
Touraine
es
uno
de
los
pensadores
que
mejor
ha
desarrollado
el
concepto
de
la
democracia
en
los
últimos
años.
Es un
firme
defensor
de
la
idea
de
que
lo
que
triunfa
hoy
en
día
no
es
la
democracia
sino
la
economía
de
mercado,
que
intenta
quitarle
importancia
a
las
instituciones
políticas.
Por
eso
es
que
para
el
francés’
un
sistema
abierto,
político
y
económico
es
condición
ne
cesaria
pero
no
suficiente
de
la
democracia.
En
otras
pa
labras:
no
todos
los
sistemas
de
libertades políticas
y
eco
nómicas
son
necesariamente
democráticos.
Hay
que
tener
en
cuenta
otros
factores
políticos para
que
podamos
ha
blar
de
democracia:
libre
elección
de
los
gobernantes
y
pluralismo político
-
los
electores
deben
estar
en
posibili
dades
de
optar entre
candidatos
que
representen
los
pun
tos
de
vista
de
la
ciudadanía,
más
que,
por
ejemplo,
dos
facciones
de
la
oligarquía,
el
ejército
o
el
mismo
aparato
del
Estado.
Si
no
se
cuenta
con
los
factores
mínimos
la
democra
cia
corre
el
riesgo
de
ser
destruida. Esta
destrucción
pue
de
venir
de
dos
frentes:
desde arriba,
cuando
el
poder
au
toritario
corroe
las
instituciones
y
los
derechos;
o
desde
abajo,
en
las
situaciones
en
las
que
el
caos,
la
violencia
y
la
guerra
civil
acaban
con
el
sistema democrático.
Con
los
antecedentes señalados
Touraine
se
une
a
la
visión
de
Bobbio
(que
trataremos
más
adelante),
al
defi
nir
a
la
democracia
por medio
de
tres
elementos
institu
cionales:
a.
Contiene
un
conjunto
de
reglas (primarias
o
fundamen
tales)
que
establecen
quién
está autorizado
a
tomar
las
decisiones
y
mediante
qué
procedimientos.
b.
Un
régimen
es
tanto
más
democrático
cuanto una
ma
yor
cantidad
de
personas
participa
directa
o
indirecta
mente
en
la
toma
de
decisiones.
c.
Las
elecciones
que
la
gente
hace
(las
decisiones
que
to
ma)
deben
ser
reales.
De
este
modo,
el
espíritu
democrático puede
responder
a
dos
exigencias:
a.
Limitar
el
poder;
y
b.
Responder
a
las
demandas
de
la
mayoría.
Por
otro lado,
la
importancia
de
las
reglas
de
procedi
miento
es
que éstas
sirven
para conocer
cómo
se
forma,
se
expresa
y
se
aplica una
voluntad
que
representa
los
in
tereses
de
la
mayoría. También sirven
-las
reglas-
para
impedir
la
arbitrariedad,
responder
a
las
demandas
de
la
mayoría
y
garantizar
la
participación
de
la
ciudadanía
en
la
vida
pública.
Es
por
eso que
este
pensador
francés
des
confía
de
la
democracia
participativa:
“Ya
no
queremos
una
democracia
de
participación;
no
podemos contenta
r
nos con
una
democracia
de
deliberación;
necesitamos
una
democracia
de
liberación
(...)
La
democracia
sólo
es
vigorosa
cuando
está
contenida
en
un
deseo
de
liberación
que
se
da
constantemente nuevas
fronteras,
a
la
vez
más
distantes
y
más
cercanas,
puesto
que
se
vuelve
contra
las
formas
de
autoridad
y
de
represión
que
tocan
la
experien
cia
más
personal.
“2

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